“Yo en realidad no quiero abortar, no quiero estar aquí. Lo único que ocurre es que de ninguna de las maneras puedo continuar con este embarazo. Mi situación me obliga a hacerlo”.
Este discurso, es propio de algunas solicitantes de IVE que acuden a nuestra clínica. Esta disyuntiva, genera una situación complicada a nivel afectivo. Por un lado, está lo que quiere hacer, y por otra lo que “debe” hacer.
A nivel mental se forma una batalla afectiva que genera un gran malestar, ansiedad, y confusión a la hora de decidir si interrumpir el embarazo.
A esta situación le llamamos en psicología “ambivalencia afectiva”. Ante un problema, debemos decidir la opción más favorable para nosotras. Pero las opciones que tenemos, a priori, las percibimos igual de deseables o válidas.
Posiblemente, si te estás planteando abortar, estés atravesando por esta situación emocional. Es totalmente normal, y no es algo negativo, ya que te predispone a plantearte tu decisión desde un punto de vista más amplio.
Si basas tu decisión exclusivamente en tus deseos, dejándote llevar tan solo por tus emociones, posiblemente te lleve a tomar una decisión equivocada.
¿Por qué puede llevarte a una decisión equivocada?
Pues bien, cuando por cualquier situación no estás anímicamente bien, no sueles tomar decisiones basadas en planteamientos racionales (relacionados con tu situación real). Al contrario, las decisiones suelen basarse en lo que llamamos “racionamiento emocional”, esto es, razonar según tu estado de ánimo o como te sientes en ese momento.
¿Qué puedes hacer para resolver la ambivalencia afectiva?
Una vez que identifiques que estás bajo la influencia de esta batalla mental, estarás más cerca de resolverla, y de tomar una decisión más acorde con tu situación, más realista.
En primer lugar, tómate un poco de tiempo para pensar. En muchas ocasiones, nos encontramos con mujeres con una excesiva autoexigencia para tomar la decisión ya: “o lo hago hoy, o no lo hago ya”.
Interrumpir un embarazo, o tener un/a hijo/a es una decisión vital. Por tanto, no merece la pena, ni es positivo, tomar una decisión precipitada. En ocasiones, es cuestión de reflexionar unos días más para así poder analizar mejor tu situación y poder tomar la decisión más adecuada para ti en ese momento.
En segundo lugar, puede ayudarte hacer una tabla de decisión. ¿Qué es esto de una tabla de decisión? En casa, cuando estés tranquila coge un papel y un lápiz, haz dos columnas. En una señala todos los aspectos positivos (ventajas) que tendría tomar la decisión de abortar y en la otra los negativos (desventajas). También puedes hacerlo con “seguir adelante con el embarazo”.
Procura ser objetiva al rellenarla, básalo en factores de tu realidad actual (no la que desearías que fuese). Tómate tu tiempo, no tienes porque hacerla con prisas.
Cuando creas que no tienes ningún factor más que añadir, revisa lo que has puesto y valora la importancia que tiene cada una de las cosas que has escrito ¿dónde hay mayor número de factores, en las ventajas o desventajas, cuales pesan más en tu decisión? Luego elige la lista con mayor número de ventajas, sin volver a revisarla.
Otra herramienta que puedes usar es proyectarte en el futuro. Es decir, basándote en tu situación actual, ¿podrías asumir con garantías la crianza de un/a hijo/a?
Desde nuestro equipo de salud mental, siempre estamos dispuestos a ayudarte a que resuelvas esta ambivalencia afectiva. Aunque finalmente la decisión sea solo tuya, podrás tomarla con una menor carga afectiva, y basándola en criterios más realistas.
Fdo. Joaquín Ferrera
Psicólogo-Sexólogo
Últimos comentarios