Ecografía obstétrica

El número de ecografías que deben realizarse durante el embarazo dependerá de cada caso particular y de si existe algún factor de riesgo, aunque la SEGO -Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia- recomienda que se hagan al menos tres exploraciones ecográficas, una por cada trimestre de embarazo. Estas se suelen realizar alrededor de la semana 12, la semana 20 y la semana 32-34 de gestación.

La ecografía precoz del primer trimestre es una exploración que se utiliza para confirmar la existencia de embarazo así como su localización -intra-extrauterino-.

Es una ecografía que se realiza habitualmente por vía vaginal y nos permite evaluar diferentes parámetros:

• Número de embriones, así como el número de placentas y bolsas amnióticas que existen en el caso de tratarse de una gestación múltiple.
• La longitud del embrión o longitud cefalo-caudal -CRL-, la cual nos permite calcular la edad gestacional.
• Valoración del trofoblasto o futura placenta
• Vitalidad del embrión o existencia de latido cardiaco -LCF-
• Exploración ginecológica de la mujer: existencia de miomas, quistes de ovario, etc.

Esta es una de las ecografías más importantes del embarazo, ya que nos permite sospechar con una gran sensibilidad la existencia de aneuploidías o defectos en el número de cromosomas -esta ecografía forma parte del test combinado o cribado del primer trimestre, junto con una analítica de sangre específica para ella-.

Esta ecografía se suele realizar por vía abdominal aunque en casos de mala transmisión -obesidad, cicatrices abdominales, etc.- o en casos que se requiera una mayor resolución de la imagen se puede utilizar también la vía vaginal. Entre otras cosas, en esta ecografía podemos evaluar:

• La edad gestacional correctamente ajustada, mediante la medida de la longitud cefalo-caudal -CRL-.
• Evaluación de los marcadores ecográficos de cromosomopatías, principalmente la translucencia nucal -TN-, aunque también otros como el hueso nasal, la onda del ductus venoso o la regurgitación tricuspídea. Estos marcadores secundarios pueden ser de gran ayuda en valoración de casos de riesgo intermedio en el cribado combinado del primer trimestre.
• En caso de gestación múltiple no evaluada anteriormente se puede determinar el número de placentas y bolsas amnióticas.
• Vitalidad del embrión o existencia de latido cardiaco -LCF-
• Visualización de otras malformaciones de expresión precoz, como defectos en la pared abdominal, malformaciones graves en las extremidades u otros problemas severos.

Esta no suele ser una ecografía rutinaria, a menos que exista sospecha de alguna alteración en la ecografía del primer trimestre o que el resultado del cribado combinado de cromosomopatías fuera de alto riesgo con un resultado normal en la amniocentesis. En esta exploración se pueden evaluar algunas de las malformaciones que serán objeto de estudio en la ecografía de la semana 20, aunque nunca puede sustituir a dicha ecografía -algunos defectos congénitos no son detectables hasta esa fecha-.

En cualquier caso, es a partir de la semana 16 cuando pueden comenzar a visualizarse algunas de las estructuras fetales con mayor claridad, por lo que se recomienda posponer la exploración hasta esa fecha si no se realiza por una indicación concreta. Además, ésta es la ecografía que utilizan muchas gestantes para conocer con un mayor grado de seguridad el sexo fetal.

Esta ecografía se realiza un estudio morfológico detallado del feto con el objetivo de detectar la existencia de defectos congénitos. Se hace por vía abdominal y se la conoce como “ecografía morfológica” o “eco 20”, aunque también se le llama de forma errónea “eco doppler” -el doppler es una técnica que se utiliza en diferentes momentos del embarazo para estudiar la circulación sanguínea fetal, materna y placentari-.

La ecografía morfológica se suele realizar alrededor de la semana 20 porque el feto está suficientemente desarrollado como para poder estudiar muchas estructuras con mayor claridad y porque la legislación española permite la interrupción voluntaria del embarazo en caso de malformación fetal hasta la semana 22 de gestación.

De cualquier modo, esta ecografía no puede diagnosticar el 100% de las malformaciones fetales ya que algunas de ellas no son visibles ecográficamente y otras no pueden visualizarse hasta que el embarazo está más avanzado. En esta ecografía se puede evaluar, entre otras cosas:

• El tamaño del feto, mediante diferentes parámetros como la longitud del fémur, la circunferencia abdominal y la cabeza.
• Estudio detallado y protocolizado de la anatomía fetal para detectar posibles defectos estructurales.
• Evaluación de los marcadores de cromosomopatías del segundo trimestre, como la arteria umbilical única, la pielectasia o el foco ecogénico intracardiaco -FOC-, entre otros.
• Localización de la placenta y cantidad de líquido amniótico
• Determinación del sexo fetal
• Estudio del doppler fetal y/o materno en casos en los que se requiera, bien por antecedentes obstétricos o por sospecha de alguna alteración
• Además se puede realizar de forma complementaria una ecografía por vía vaginal para la valoración del cuello uterino, en casos de antecedentes obstétricos de parto prematuro o patología cervical.

Esta ecografía se utiliza para valorar el crecimiento y el bienestar fetal, con el objetivo de detectar casos de mayor riesgo que podrían requerir un control más estricto u otras decisiones terapéuticas. Evaluaremos:

• El crecimiento y peso estimado fetal, mediante la medida de diferentes parámetros fetales, para descartar la existencia de retraso del crecimiento o de fetos macrosómicos.
• La situación y la presentación fetal -cefálica, transversa o podálica-
• Determinación de la frecuencia cardiaca y los movimientos fetales, como signos de bienestar fetal.
• Estudio morfológico de la anatomía fetal, evaluando las posibles malformaciones no visibles en la ecografía del segundo trimestre.
• La localización de la placenta, valorando la posibilidad de placenta previa que pueda dificultar el parto vaginal, y la cantidad de líquido amniótico.
• Estudio del doppler feto-placentario en casos de sospecha de retraso del crecimiento o CIR, mediante el estudio de la arteria umbilical y, en algunos casos, de la arteria cerebral media.